La planta de Caracolito, en
el municipio de Buenos Aires, Ibagué, es considerada una de las más importantes
de Colombia, debido a su producción, la cual corresponde al 25 por ciento del
cemento que se vende en el país.
La empresa produce cemento, elemento
de construcción más usado en el mundo con una producción total de 4,8 millones de toneladas métricas al año
(sumando todas las plantas), cemento de excelente calidad siendo sus marcas
Samper y Diamante sus productos estrella por más de cien años, con una calidad
y resistencia reconocidos.
Lo que pretende Cemex “es tratar de generar opciones de
valor agregado que permitan ir integrando a los grupos sociales más bajos al
desarrollo del país, conectar ciudades secundarias con las principales,
conectar mejor al país con el mundo y generar desarrollo económico y a la vez
bienestar social”.
La compañía cementera basa su negocio en cuatro pilares
fundamentales que son: la prosperidad económica, la responsabilidad social, la
administración ambiental y la ejecución de las tres anteriores con eficiencia.
“Como compañía somos muy optimistas con el país y
tenemos que irnos preparando para el crecimiento que se acerca. Por un lado
estamos transformando la forma de hacer las cosas y tratando de alinear y
focalizar mucho a la gente en esa nueva visión a la que queremos ir”.
“Después hay que hacer esto de forma sostenible, un
mandato de la compañía y como sostenibilidad la interpretamos en cuatro cosas:
La prosperidad económica; la responsabilidad social, empezando por casa y los
relacionados, volvernos el sitio más deseado para trabajar, que la gente que
esté adentro no se quiera ir y los que están afuera quieran entrar; la tercera
es la administración ambiental. Somos una empresa que tiene minería y un
impacto en el ambiente, y lo tenemos que hacer de una manera correcta. Y la
cuarta, es hacerlo de una manera eficiente”, señaló Carlos Jacks.